Tal como habíamos propuesto en nuestro encuentro de enero procurar achicar distancias con la comunidad de Esquel "la más austral", fui unos días, pocos, pero suficientes para experimentar una vez más la riqueza de la vida fraterna. Paseando y contemplando esos lugares tan amplios, tan bellos, tan coloridos matizados por el otoño, ante tanto desborde de parte de nuestro Padre Creador pensé y sentí que así es el desafío e invitación de vivir el DON de la fraternidad. Creo que podemos y lo intentamos.
Gracias Lucía, Dolores, Isa por la acogida, el cariño, lo compartido y disfrutado. Dios nos siga bendiciendo con toda la Paz y el Bien para que lo entreguemos y vivamos.
Un abrazo. Norma
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