Alegrémonos de que nuestro Instituto haya nacido en esta fiesta de la Epifanía. Bendigamos a san Francisico que, en este mismo día, nos hizo la promesa, por medio de su sucesor, de acogernos siempre bajo su manto...
Renovemos la fidelidad a nuestra vocación, seamos la estrella de María, señalando a Jesús, y así continuaremos la Epifanía del Señor.
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