13 de Junio 1966-2016
El 25 de Enero, acompañada de las Hermanas de la Provincia Argentina Uruguay, con la celebración Eucarística, presidida por el P. Daniel, párroco de Paso del Rey y concelebrada por los sacerdotes Feliciano y Antonio, de Formosa, pude expresar mi acción de gracias a Dios en esta año jubilar de mi ser Franciscana Misionera de María.
Y el 12 de Junio, en Manizales, junto con mi familia y amigos, también con la Celebración Eucarística, presidida por el P. Bernardo Naranjo, de nuevo pude expresar mi agradecimiento a Dios. Vivir este año de Jubileo significa un KAIROS, es decir un paso de Dios por mi vida invitándome a echar una mirada atrás en el tiempo, no para contar cuántos años han pasado, sino para intentar verme en el transcurso de mi propia historia, para revisar no solo que tantas actividades o proyectos he ejecutado, sino cuanto he amado! Para mí, es en concreto considerar la FIDELIDAD COMO LA ETERNIDAD EN EL TIEMPO, es decir, como voy respondiendo para que mi vida se vaya plenificando hasta llegar el final de mi vida en Dios, esta revisión de mi vida la hago no en forma lineal como si hubieran sido una sucesión de acontecimientos, tampoco circular como si hubiera pasado mi vida girando siempre sobre lo mismo , sino como un espiral que une mi persona, los momentos, los sucesos, las relaciones, las acciones, lo completado y lo sin terminar a lo divino, en el sentido que las luces y las sombras me han ayudado a reconocerme como mujer valorada, querida por mi familia, las hermanas FMM y todas las personas con las que he compartido la vida, experiencias que me han abierto a la capacidad de amar, de perdonar y ser perdonada, de crear vínculos, procurando estar disponible allí donde pueda como mujer, en esta opción de vida como FMM, hacer mi aporte con lo que puedo, con lo que tengo y lo que se, por supuesto que hacer realidad estos deseos no los he logrado y no los puedo lograr sino es dentro un contexto de fe, de confianza en mí misma, en Dios y en los otros con quienes continuo mi peregrinar .
Los festejos, tanto con las hermanas, como con la familia, estuvieron llenos de muchas emociones, sorpresas, expresiones de alegría que me han hecho valorar la pertenencia a estas dos familias, que me han enriquecido en la vida de fe, fraternidad, misionera y que han sostenido mis momentos de fragilidad y animado en las fortalezas.
Gracias hermanas, gracias familia por acompañarme, en la acción de gracias y festejar este profundo acontecimiento, expresión del amor misericordioso de Dios.
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